La presente reforma asegura la viabilidad de un sistema político democrático, mediante el razonable fortalecimiento y modernización de los partidos políticos, la urgente reforma del sistema electoral, un severo robustecimiento de los mecanismos anticorrupción y la facilitación de los instrumentos de participación ciudadana. Propone la despolitización de la organización electoral, el desestímulo a las aventuras individuales de las avispas y crea incentivos para la agrupación partidista, así como para la existencia de un congreso más efectivo y transparente.