Por Andrés Felipe Villamizar Ortiz
Representante Liberal a la Cámara por Bogotá

 

Robo de cámaras, problemas de seguridad, aumento de basuras, consumo y venta de drogas e inconvenientes generalizados en el comercio de las localidades de Mártires, Candelaria y Santa Fe, son algunos de los efectos que los bogotanos han denunciado luego de cumplirse un año de la intervención que hicieron las autoridades en el sector del Bronx y otras ollas de droga del centro como ‘Cinco Huecos’ y ‘San Bernardo’.

Desde mediados del año anterior he venido alertando, en mi papel como Representante a la Cámara por los bogotanos, sobre la necesidad de disponer de políticas integrales que complementen la operación que se llevó a cabo a finales de mayo de 2016. Luego de las sesiones especiales que la Comisión Segunda de la Corporación ha llevado a cabo en las localidades de Mártires y Kennedy -entre otros aspectos, decisión histórica que avalé con mi firma- queda claro que son muchos los aspectos que aún se deben ajustar para considerar es proceso como exitoso.

Reconozco que la intervención era una acción que estaba en mora de ser asumida por las autoridades del Distrito. También, sus efectos inmediatos en la mejora de los indicadores de seguridad de las localidades del centro y el hecho de que no existan espacios que se consideren como “repúblicas independientes” vedadas a la acción de la justicia y la ley. Sin embargo, esos son tan solo algunos aspectos de un complejo asunto en el que, considero, es fundamental puntualizar la atención de los seres humanos que están afectados por el consumo de drogas. Es decir, que se aborde urgentemente el asunto de salud pública de los habitantes de calle.

Si algo ha quedado claro en las reuniones de las últimas semanas con las comunidades de los barrios Veraguas, El Progreso, Eduardo Santos, El Vergel, Santa Isabel, Ricaurte, La Sabana, Paloquemao, La Estanzuela, Voto Nacional, San Victorino, La Favorita, Santa Fe y Samper Mendoza, entre muchos otros; es que los residentes aún no perciben los beneficios de esa intervención.

En la sesión realizada el 22 de mayo en la JAL de Los Mártires, en la que infortunadamente se ratificó el desprecio del actual Alcalde por el Congreso, pues no se hicieron presentes las cabezas de las entidades del Distrito, comerciantes y ciudadanos afirmaron que el fenómeno de indigencia en la localidad se ha disparado luego de la intervención del Bronx. Aseguraron también que el cuadrante que va de la avenida Caracas a la carrera 18, entre calles 10 y 7, sigue dominado por mafias de narcotráfico en el que estratégicamente se han robado cámaras de seguridad para que no se monitoreen las actividades ilegales. La comunidad siente que se han multiplicado los problemas con la recolección de basuras, los malos olores y la venta de drogas.

“El efecto ha sido evidente en la valorización de nuestros predios y en las bajas ventas de establecimientos de repuestos como el mío”, me comentó Engelbert Rodríguez uno de los habitantes que estuvo presente en este encuentro.

La Comisión Segunda hizo días después el ejercicio de sesionar en la localidad de Kennedy y, curiosamente, los asistentes se quejaron también por los efectos que en la seguridad de los barrios El Amparo y María Paz ha tenido la intervención del centro. La diáspora a la que se vieron obligados los habitantes de calle ha hecho que prácticamente no exista localidad de Bogotá en la que no se hayan percibido inconvenientes en temas de seguridad, consumo de droga y aumento de indigencia.

Es evidente que quedaron muchos cabos sueltos y pareciera que el Distrito no estaba preparado para hacer un tratamiento integral al tema de habitantes de calle. Lo sucedido en el Bronx es un termómetro que nos puede dar luces para llevar a cabo en el país procedimientos que tengan en cuenta todos los ángulos de este asunto. Pero insisto en que en el centro de este esfuerzo deben estar los seres humanos enfermos por la adicción; este es un asunto que también tiene que ser abordado desde la perspectiva de atención en salud y no simplemente el de seguridad.

Desde mi espacio como congresista alzo la voz para decir NO a la segregación territorial o poblacional en Bogotá. No podemos seguir profundizando el camino de la estigmatización; soluciones integrales y atención a los justos reclamos que hacen los bogotanos afectados por la problemática social que se generó con la intervención del Bronx.