"El derecho a la igualdad ampara correlativamente el derecho a la no discriminación": senador Arturo Yepes Alzate
El país está escandalizado con el aberrante caso de discriminación en la iglesia Dios Ministerial de Jesucristo Internacional, plataforma política y económica del movimiento MIRA.
El escándalo que este caso ha desatado por los medios de comunicación y por las redes sociales, no solo en Colombia sino que ya traspasó fronteras, es un buen ejemplo de que nuestro país no es el mismo de hace unos años cuando las mujeres no podían educarse ni votar, o cuando los indígenas eran "salvajes que debían ser civilizados". En la actualidad hay una mayor sensibilidad ciudadana por los casos de maltrato a minorías y grupos desfavorecidos. El origen y fundamento de esta sensibilidad es la puesta en práctica del derecho a la igualdad, una de las joyas de la Constitución de 1991 y uno de los principios que mejor simboliza la idea del Estado social y democrático de derecho.
El derecho a la igualdad ampara correlativamente el derecho a la no discriminación, no solo de los particulares respecto de los organismos del Estado, sino también de las relaciones entre particulares. Así, en Colombia los derechos fundamentales no solo se le reclaman al Estado sino que también tienen validez entre particulares. Aunque se trate de un establecimiento comercial privado, como un restaurante o una discoteca por ejemplo, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha establecido con claridad que no se pueden realizar restricciones de acceso que impliquen un trato discriminatorio.
Pero los colombianos debemos pasar del sentimiento de rechazo a la acción. Es fundamental que se generalicen acciones inclusivas para la población discapacitada, a fin de demostrar nuestra verdadera vocación en pro de la igualdad.
Accesibilidad y arquitectura amigable para los discapacitados físicos, amoblamiento urbano con ayudas auditivas para la población invidente, generalización del lenguaje de señas en la vida cotidiana para los sordos y muchas otras estrategias similares, deben ser adoptadas con urgencia.
Que no pase este episodio de ser una anécdota más en la lista de conductas aberrantes de muchos dirigentes, sino que sirva para desatar un proceso positivo de soluciones para los colombianos.