Los colombianos se sienten cada vez más distantes al congreso al que califican como una institución impopular, corrupta y hasta innecesaria. No es para menos. En el congreso se han presentado algunos de los mayores escándalos que se han vivido en el país. Por eso, es nuestro deber salir a las calles y explicarle a la ciudadanía porque es importante conocer el procedimiento legislativo y reflexionar sobre los proyectos de ley que cursan en las cámaras. Fue el compromiso que asumí con mi equipo de trabajo el pasado 1 de mayo al acompañar a los trabajadores de Medellín y explicarles la importancia de hacer presión ciudadana para que la Comisión Séptima del Senado realice los debates que podrían convertir en ley el proyecto de dignificación laboral más importante que se ha presentado en los últimos años en el congreso: El proyecto de ley de recargo nocturno, dominical y festivo. También conocido como el de “Horas extras” y que favorecería a 1 millón de trabajadores según datos del Ministerio del Trabajo.

 

Nuestro objetivo fue dar una voz de alerta ante el inminente hundimiento del proyecto de no surtirse con prontitud los debates. Sí, porque de la Comisión Séptima del Senado depende el futuro del proyecto que ya pasó por Cámara (con un ajuste de dos horas en el recargo nocturno) y que solo podrá estar hasta el 20 de junio en el congreso, es decir, de no darse los dos debates que faltan en las próximas semanas el proyecto pasará a la historia y la oportunidad histórica de volver a la jornada laboral que se desmontó  en 2002 bajo el absurdo objetivo de “generar más empleo” será desperdiciada. Por ese motivo, en la manifestación del 1 de mayo en Medellín, repartimos miles de volantes alusivos al proyecto con la finalidad de que la ciudadanía se informará e hiciera presión para que los senadores de la Comisión Séptima del Senado no se hagan los de la vista gorda con los millones de trabajadores del país. 

 

Queda claro que esta es una batalla de David contra Goliat. Un enfrentamiento con los grandes empresarios y las élites económicas que controlan el país. Sin embargo, esto no puede desmotivar la movilización sobre la dignificación de los derechos de los trabajadores. No, porque ese es el proyecto de ley que busca recuperar el recargo nocturno, dominical y festivo que más lejos ha llegado en el congreso y todavía hay tiempo para exigirle a los senadores que trabajen por y para los colombianos: Para eso somos elegidos. Defenderlo en las calles implica recurrir a la ciudadanía para que se movilice e impida que se siga vulnerando el deber del Estado de garantizar los derechos.

 

Finalmente, los congresistas estamos en deuda para fomentar espacios de cultura legislativa que permitan que los ciudadanos entiendan con claridad en que consiste nuestro trabajo. En eso sí estamos graves y por eso cada cuatro años millones de colombianos votan engañados con promesas absurdas. Salir a las calles a defender un proyecto de ley no es muy frecuente en Colombia. Hablar con la gente para explicarle la importancia de defender un proyecto de ley en trámite es ante todo una expresión de cultura ciudadana que debe ser replicada por todos los congresistas que digan representar los intereses colectivos.