Con gallardía y admitiendo públicamente que se equivocó, el presidente de la República Juan Manuel Santos, ofreció disculpas por haber dicho que "el paro agrario como tal no existe", en la reunión con la comisión negociadora, realizada la noche de ayer en Tunja.

De igual forma, se reunió con los productores de papa y reconoció que estaba mal informado y que el Gobierno les ha incumplido los pactos propuestos. El principio de cualquier arreglo es reconocer las equivocaciones, pero sobre todo, saber corregirlas de manera acertada.

En un ambiente hostil en el que se están tejiendo las negociaciones con el sector agrario, es importante reiterar la invitación al diálogo y al respeto, cumpliendo con el pacto de no agresión por parte de la comunidad y la fuerza pública.

Acudir a hechos violentos no soluciona el conflicto, al contrario, incrementa el índice de víctimas y trae mayores repercusiones sociales y económicas. El Gobierno debe propiciar un buen ambiente para que el diálogo sea fructífero y se llegue a un acuerdo con el sector productivo, por el bien y la estabilidad del País.

En toda esta situación se ha visto también con claridad, que una cosa es la protesta social campesina, justa y seria, y otra la violencia y caos generados por los infiltrados del terrorismo.