Por: Sylvia Sus Abrajim, investigadora de Congreso Visible

 

Contrario al segundo mandato de Santos, que contaba con una oposición fuerte y numerosa, Duque llega al poder con el 75% del Senado y el 85% de la Cámara de Representantes a su favor.

 

El domingo 11 de marzo las elecciones legislativas definieron los partidos con más poder del Congreso, pero como todavía no había pasado la primera vuelta, no se sabía cómo se irían a armar las alianzas para segunda vuelta y posiblemente para una coalición de gobierno. Para la segunda vuelta, las alianzas ya estaban definidas y dejaban una coalición de gobierno con amplias mayorías en el Congreso colombiano.

 

La conformación del nuevo Congreso

 

Las elecciones legislativas del 11 de marzo dejaron la siguiente reacomodación de fuerzas para el periodo 2018-2022:

 

 

Las alianzas y la elección presidencial

 

Pasada la primera vuelta, y con la necesidad de crear alianzas, los partidos más grandes del Congreso de la República, esto es, el Centro Democrático, Cambio Radical, el Partido Liberal, el Partido Conservador y el Partido de la U, se alinearon a favor del candidato Iván Duque, quien fue elegido presidente del país.

 

Duque, electo con el 54% de los votos y con una gran ventaja sobre Gustavo Petro, su contrincante, llega al poder no solo con aprobación de un poco más de la mitad del pueblo colombiano, sino con una coalición legislativa mayoritaria.

 

La coalición de gobierno



 

 

¿Y la oposición?

 

Por su parte, la oposición será la encargada de ejercer control político (y posiblemente mediático) a las acciones de sus colegas en el legislativo, y al mismo Gobierno Nacional. Si bien es probable que no posea mucho margen de maniobra para estancar los proyectos del ejecutivo por la cuantiosa coalición que posee, su papel será clave para evitar abusos de poder y limitaciones a los derechos ya adquiridos. Su tamaño (26 senadores y 20 representantes, 25% y 11,6% respectivamente), será su mayor limitante para ir en contravía de la agenda del ejecutivo. Asimismo, la Alianza Verde, el Polo Democrático, los Decentes, el MAIS, AICO y la FARC tendrán cuatro años difíciles en los cuales tendrán el reto de lograr alianzas para pasar sus agendas programáticas.

 

La agenda del nuevo gobierno

 

Después de ocho años de gobierno, el presidente Juan Manuel Santos logró diversos hitos, como la firma del fin del conflicto con las FARC-EP, el establecimiento de los diálogos con el ELN, la entrada del país a la OCDE, la asociación con la OTAN, el aumento del gasto público en educación, entre otros.

 

La agenda pendiente del nuevo gobierno es amplia y será clave porque determinará si el país se estanca, retrocede, o continúa trabajando sobre lo que dejó el gobierno anterior. El nuevo presidente llega al poder con el 75% del poder en el Senado y el 85% en la Cámara de Representantes, lo que podría, a simple vista, significar un inicio fácil para el gobierno entrante.

 

Si bien Santos I tuvo niveles de éxito legislativos más altos que los de su antecesor y hoy opositor Álvaro Uribe, y Santos II sufrió un poco al final de su gobierno por la volatilidad de la coaliciónes probable que con las mayorías duquistas los niveles de aprobación de proyectos del ejecutivo aumenten. Será interesante ver el comportamiento y la disciplina interna de los partidos de la coalición, porque de esto dependerá que la coalición no se resquebraje y Duque apruebe fácilmente sus iniciativas.

 

Los retos que quedaron para el nuevo presidente coinciden con los temas principales de la campaña, a saber: la implementación de los acuerdos de paz (o, cambios a estos como prometió Duque), la reforma a la justicia, la lucha contra la corrupción estatal dentro del ejecutivo nacional, regional y local, la reforma política, las reformas al sistema de salud y el sistema pensional, y finalmente, las acciones concretas frente a la posible crisis migratoria por la masiva entrada de ciudadanos venezolanos al territorio colombiano. Al Congreso de la República le corresponderá sacar adelante estas iniciativas a través de los trámites legislativos que ellas requerirán.  

 
 

¿Sí hay un cambio en términos prácticos?

En síntesis, el reacomodamiento de fuerzas no implica mucho cambio. Solo un partido que estaba en oposición entra como titular a la coalición de gobierno: el Centro Democrático. El resto de los partidos, Liberal, Conservador, Cambio Radical y la U (todavía no conocemos la posición de Opción Ciudadana pero lo más probable es que se una a este grupo), tendrán otros 4 años más de ventajas y beneficios por parte del ejecutivo, ya que fueron los que conformaron durante 8 años la Unidad Nacional, exitosa coalición santista. La Alianza Verde y el Polo, que si bien apoyaron al gobierno saliente en los proyectos relacionados con el acuerdo de paz, para la mayoría de los otros proyectos se mantuvieron en oposición, sobre todo el Polo. De los partidos entrantes, el MIRA (que no logró estar ni un año en el cuatrienio 2014-2018 después del fallo del Consejo de Estado), y Decentes, el primero estará en la coalición de gobierno y el segundo en oposición. Al igual que la FARC, que seguramente se dedicará a realizar control político a Duque especialmente en la agenda de paz.

 

Vemos entonces, contrario a la oposición del cuatrienio 2014-2018, la cual fluctuaba dependiendo de las iniciativas; la nueva oposición probablemente se mantenga acorde al gobierno si Duque cumple con sus propuestas de campaña. Lo cierto es que tiene en sus manos un papel importantísimo: la preservación del balance de poderes entre las ramas del poder. Por el lado de la coalición de gobierno, al parecer el presidente entrante tendrá un camino favorable para la implementación de sus iniciativas.