"Estos dos últimos han generado mucha expectativa y controversia porque algunos sectores se han visto favorecidos y otros por el contrario": senador Gabriel Zapata (Partido Conservador).

Bogotá D.C., Julio 23 de 2013. Por más de 30 años Colombia ha mantenido vigente los Tratados de Libre Comercio con los cuatro países de la Comunidad Andina: Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela, luego lo hizo con los países miembros del MERCOSUR, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; posteriormente con Chile y México y finalmente desde hace un poco más de un año se logró el TLC con Estados Unidos y el Acuerdo Comercial con la UE, el cual se espera entre en vigencia este año. Estos dos últimos han generado mucha expectativa y controversia porque algunos sectores se han visto favorecidos y otros por el contrario, no ven con buen optimismo la posibilidad de sostenerse en el mercado ante la inminente entrada de oferta extranjera a menor precio.

El entorno resulta hoy un poco complejo en medio de una economía que viene sufriendo una desaceleración y a esto se le suman factores como la revaluación del peso, la caída en el crecimiento de la producción industrial durante este año, la inestabilidad internacional, la recesión, el contrabando, la poca rentabilidad y la falta de competitividad de algunos sectores que no tienen las condiciones para entrar a los mercados externos.

Haciendo una radiografía del primer año de ponerse en marcha el TLC con Estados Unidos, vemos que los resultados a simple vista no son los mejores, pues Colombia exportó 18.854 millones de dólares, un 9.4% menos que el año anterior; en cambio las compras al mercado gringo fueron por 12.598 millones de dólares, es decir, un crecimiento del 12.7%. Este comportamiento debe evaluarse de manera aislada, pues mientras las exportaciones mineras y de café retrocedieron más de un 10%, las ventas no tradicionales (sin contar el petróleo, carbón y ferroníquel), crecieron casi un 20%. Así mismo, algunas empresas de manufacturas, agroindustria y productores de otros tipos de bienes vendieron 726 millones de dólares adicionales al año anterior cuando no tenían TLC.

Las cifras presentadas por Proexport son alentadoras, aunque de las 2.816 empresas que exportaron al mercado estadounidense, el 70% son hidrocarburos y minerales, 775 empresas se arriesgaron por primera vez y de los 2.000 productos colombianos, 187 entraron nuevos. También vemos que las importaciones colombianas superan las exportaciones, pero es importante resaltar que ello se debe a que las empresas compraron maquinaria y equipos con impuestos bajos.

Si hay algo que motiva aún más a la industria colombiana, es el tan anhelado TLC con la Unión Europea, el más grande negociado hasta ahora, con el que se tiene gran expectativa y se espera entre en vigencia al finalizar el año, ya que su mercado abarca 27 países y más de 503 millones de consumidores que representan casi la cuarta parte del PIB mundial. Serían 9.745 productos, de los cuales el 97,2% quedaron con un arancel de cero, entre ellos bienes agrícolas e industriales; los más beneficiados son las frutas exóticas, tabaco, azúcar, productos orgánicos, licores, textiles, cueros, confecciones y productos para la industria farmacéutica, entre otros. Productos como el banano, café y flores serán amparados con el arancel, llegando por fin un poco de alivio a estos sectores que vienen padeciendo las terribles consecuencias de la tasa de cambio y el comportamiento de la crisis internacional.

Como vemos, cada vez son más las oportunidades para Colombia, las cuales hay que saber aprovechar, hay que buscarle el lado dulce al ají y el Gobierno debe prepararse para este gran reto, por un lado diseñando estrategias para no dejar desmoronar el aparato productivo del país, crear más incentivos y menos impuestos para la industria colombiana, fortaleciendo los sectores que quedaron por fuera de los Acuerdos.

Por otra parte, el sector empresarial debe avanzar a un ritmo más acelerado y proactivo para hacerle frente a esta realidad que abre las puertas a la internacionalización de la economía colombiana. Con el TLC de Estados Unidos aún hay muchas falencias de Colombia en materia de competitividad y en el caso de la UE éste es un mercado muy exigente en el que se compite con calidad y valor agregado, quien no lo haga, quedará excluido. Nuestras empresas, con ayuda del Gobierno Nacional tienen el reto de seguir avanzando en materia de innovación, aumentando su capacidad productiva y siendo más competitivos. Las condiciones están dadas, lo importante no es entrar sino perdurar.