Por Andrés Felipe Villamizar Ortiz
Representante Liberal a la Cámara por Bogotá
Si el Gobierno y el Distrito cumplen con el cronograma que se ha hecho público, los bogotanos verán en funcionamiento el Metro en el año 2022. Pero para que ese anhelo de más de medio siglo se haga realidad ya están corriendo procesos y se están tomando decisiones de las que debemos estar pendientes para que no se siga perdiendo tiempo.
Precisamente, hace algunos días ProBogotá invitó a la bancada de parlamentarios de la ciudad en la Cámara de Representantes para dialogar con Andrés Escobar, gerente de la empresa responsable del proyecto; en este encuentro nos entregaron información valiosa que considero importante compartir con todos los habitantes de la capital y la región, pues estos avances son asuntos que nos competen a todos.
Superado el debate de si el trazado es elevado o subterráneo (de hecho, nos contaron que el viaducto se construirá sobre columnas circulares, con altura cercana a los 12 metros, en forma de gran ‘U’ para mitigar el ruido y alimentación eléctrica con tercer riel); el primer asunto sobre el que quiero llamar la atención es la decisión de establecer el patio taller en el municipio de Mosquera y no en predios del Distrito.
Aunque en la reunión se ventilaron algunas dudas sobre los eventuales riesgos de inundación de esos terrenos y posibles inconvenientes de las negociaciones con el municipio y el Departamento, el gerente aseguró que estos temas se han considerado y que la determinación obedece a la mejor alternativa técnica dentro de un universo de varias posibilidades que se estudiaron. Las relaciones de Bogotá con sus vecinos son un asunto sensible al que le he hecho seguimiento en mi papel como Representante a la Cámara, por eso espero con la mejor voluntad que se hayan superado los roces innecesarios que estimuló la Administración Peñalosa a comienzos de su mandato con los municipios de la Sabana. De hecho, el gerente Escobar informó que en esos predios se construirá una estación multimodal para extender también a los habitantes de Cundinamarca los beneficios de la primera línea. Sin embargo, sobre este tema estaremos muy atentos, pues el propio Alcalde advirtió hace poco que el asunto puede hacer retrasar el cronograma y el mismo Presidente Santos se ofreció como mediador para superar el impasse. La inversión para este solo asunto asciende a los casi 600 mil millones de pesos.
Otro asunto sobre el cual están preguntando los bogotanos, principalmente los afectados, es el de la adquisición de los predios que serán necesarios para garantizar el recorrido que va desde el Portal de las Américas hasta la Autopista Norte con 127. También es necesario comprar inmuebles en los alrededores de las 15 estaciones que tendrá la primera línea en sus 25 kilómetros de recorrido. Un primer barrido del Distrito indica que ya se identificaron cerca de 1.600 predios que se deben adquirir, según se ha informado las ofertas ya se están haciendo en algunos sectores del suroccidente. En este punto le pido a la Administración y a la gerencia del Metro especial atención a las comunidades con las cuales se están reuniendo en Chapinero, Kennedy y sectores del recorrido de la primera línea en el suroccidente. En mi despacho he recibido varias inquietudes sobre lo que pueden o no pueden hacer los propietarios a quienes se les congelaron los precios de sus viviendas desde hace ya varios años.
Todos esperamos que esta megaobra ayude a reorganizar urbanísticamente la ciudad, por eso miro con expectativa la decisión de incorporar criterios arquitectónicos y paisajísticos que permitan que el metro sea un elemento de mejoramiento del espacio público y de los sectores a su alrededor generando una renovación urbana en todo el recorrido y, no al contrario, impactando negativamente las zonas debajo del viaducto como sucedió en algunos tramos del Metro de Medellín.
Ha asegurado el Distrito que también se está avanzando en el Traslado Anticipado de Redes (TAR), uno de los grandes dolores de cabeza y razón recurrente de las demoras en obras públicas. Según el cronograma, la apertura de la licitación del proyecto debería hacerse en el segundo semestre de este año y las obras iniciarían a finales del próximo. Como se ve, el Distrito está realizando una carrera contrarreloj en la que esperamos cumpla el objetivo de llegar a la meta sin retrasos ni sobrecostos (el precio inmodificable del proyecto sigue tasado en 13,9 billones de pesos). La bancada de Bogotá de la Cámara de Representantes estará atenta a que se cumpla lo anunciado y a prestar toda la colaboración para que en el 2022 el metro sea una realidad y no el proyecto más cacareado en la historia de Colombia.