Pronunciamiento del representante a la Cámara por Risaralda César Augusto Franco Arbeláez sobre el paro cafetero.
Fuente Oficina de Prensa HR César Augusto Franco Arbeláez
Como nunca en la historia de cerca de ciento cincuenta años de caficultura colombiana, se habían visto a los productores enfrentados a una situación tan grave como la que hoy aqueja a la que en el pasado reciente fuera nuestro renglón bandera de exportaciones y prácticamente el sustento de la atrasada y dependiente economía nacional.
Ahora, si miramos la pérdida de importancia económica de la caficultura Colombiana, tanto en el contexto nacional como en el internacional, se explica principalmente por la caída dramática de su productividad, el sometimiento de la producción a una economía de mercado, lo que deriva en una disminución dramática de los ingresos a los países productores, "REVALUACION" (ya que el precio del grano está sujeto a los precios internacionales), el traslado de los inventarios de los países productores a manos de los consumidores, el cambio climático, la lentitud de los procesos de adopción de nuevas tecnologías y un inadecuado manejo de la crisis por parte de la institucionalidad cafetera, en este caso representada por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) entre otros factores. Por consiguiente todos estos elementos sumados, conllevan al empobrecimiento de los caficultores y a la decadencia de tan importante sector de la economía y el agro en Colombia.
Por lo anterior algunos ejercicios econométricos realizados sugieren que la actividad cafetera, vía consumo, impacta más el crecimiento económico que la industria minera, con la ventaja adicional de que la caficultura emplea grandes porciones de la población y dinamiza la malla productiva de las regiones, siendo un instrumento ideal para sacar a grandes poblaciones rurales de la pobreza. También, se señala que la institucionalidad colombiana ha desaprovechado el actual esquema de libre comercio del grano para recuperar la productividad y las exportaciones.
Ahora bien, como es sabido, este es un sector que continúa siendo estratégico para Colombia, no solo por su efecto sobre el empleo rural, sino también por su prominencia social y regional, con una gran incidencia en la estabilidad democrática, la seguridad, el equilibrio social y la prosperidad del país.
Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, y como representante a la Cámara por el departamento de Risaralda e integrante de la Comisión Quinta, apoyo y respaldo las iniciativas y propuestas de los líderes cafeteros, que son reconocidos por su lucha y vinculación al "MOVIMIENTO POR LA DEFENSA Y LA DIGNIDAD DE LOS CAFETEROS COLOMBIANOS" y a otros sectores que activamente han acompañado este proceso de movilización cafetera. Tratando de buscar soluciones dialogadas y pacíficas a la difícil situación por la que atraviesa este importante sector de la economía y del agro en Colombia
Por lo tanto, el llamado al paro cívico nacional cafetero es un paso importante para que el gobierno nacional escuche y atienda los reclamos y exigencias de los caficultores del país, todo enmarcado en el respeto y en el derecho a la libre asociación y protesta pacífica que tenemos los colombianos.
En este contexto, las reclamaciones que se hacen desde el "MOVIMIENTO POR LA DIGNIDAD CAFETERA", tienen toda la legitimidad y legalidad.
EXIGENCIAS
1. Se debe fijar un precio interno remunerativo y estable que, independiente del precio internacional, garantice la compra del café en, por lo menos, de 800 mil a un millón de pesos actuales la carga. Si esta medida no se toma con urgencia, los caficultores seguirán perdiendo dinero, ya que producir una carga de café cuesta entre $650.000 y $700.000.
2. En las actuales y tan precarias circunstancias economías en las que se encuentran los caficultores, donde no les alcanza ni para su propio sostenimiento, se debe promover los mecanismos necesarios de alivio de la deuda de los caficultores, así como una política de créditos preferenciales con bajas tasas de interés.
3. Los costos de los insumos están bastante elevados por lo que se propone la reducción del precio de abonos, insecticidas y otros agroinsumos, se controle y vigile la calidad de los mismos y se elimine o regula la intermediación en su importación y comercialización.
4. Es indudable el aumento de las solicitudes de licencias ambientales para la explotación minera en zonas cafeteras. En municipios como Andes, en Antioquia, las solicitudes son mayores al área del municipio; por tales razones se propone rechazar la política minera y la construcción de megaproyectos hidroeléctricos en zonas cafeteras, condicionando al gobierno nacional en que en conflictos de intereses siempre estará la agricultura sobre la minería.
5. Para nadie es un secreto que la gestión y manejo institucional de la crisis en manos de la federación no ha sido la mejor; se propone la restructuración de la Federación Nacional de Cafeteros y del Fondo Nacional del Café para que las políticas cafeteras desde allí impartidas vayan en procura de buscar soluciones reales y efectivas a las problemáticas que atraviesa el sector.
Estas exigencias son condicionantes para el levantamiento del paro, de lo que el Gobierno Nacional decida, depende si el paro se levanta o continúa adicionalmente a otras exigencias que no son condicionantes para el levantamiento del paro y las cuales se enumeran a continuación:
Una política de fomento a la producción cafetera nacional, sobre la base de que el productor escoja la variedad que desee sembrar, para recuperar la cosecha anual y garantizar que el café colombiano abastezca el mercado interno y una política de industrialización del café con capital y trabajo de los productores nacionales.
Impulsar gratuitamente, y sin distingo, los programas que controlen eficazmente las plagas de la roya y la broca.
Rechazar la importación de cafés procesados y sin procesar que afectan la producción y la comercialización del producto nacional.
Por lo anteriormente expuesto, y en aras de que la política sectorial e instrumentos que se manejan a través de la institucionalidad cafetera, alcancen el éxito de manera que permitan obtener los objetivos de aumentar el ingreso de los productores, y mejorar la capacidad empresarial de los productores, es necesario tener claro una visión global de la evolución del sector y aunque ésta no es la primera crisis que sufre la industria cafetera nacional, sí puede ser la que produzca las peores consecuencias en términos sociales, económicos, ambientales e institucionales.
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