Ley de Víctimas: Compromiso de Verdad, Justicia y Reparación.

El conflicto armado colombiano es la historia misma del país en sus últimos 50 años. Todo ha estado influenciado por tal situación: la economía, la política, las relaciones internacionales, la vida cotidiana, etc. Muchas generaciones no conocen aún qué es vivir en un país en paz. Las consecuencias del conflicto son sencillamente insondables.

 

Así pues, tenemos un país con profundas heridas, las cuales difícilmente podrán sanar. Y hay una en particular que presenta las más grandes dificultades y los más grandes retos: la reparación integral de las víctimas del conflicto. Aquellas miles de personas que han sido los verdaderos afectados por tantos años de violencia indiscriminada. Aquellas personas que individual o colectivamente han sufrido menoscabo en sus derechos fundamentales, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas Internacionales de Derechos Humanos dentro del desarrollo y con ocasión del conflicto armado o actos terroristas[1].

 

Por este motivo, se debe dar paso a la institución de una serie de medidas específicas, encaminadas a la reparación integral de las víctimas, así como a garantizar el sostenimiento de la seguridad, al acceder a la justicia y la verdad.

 

Si se considera que la política de seguridad y prosperidad democrática es de acuerdo nacional, pues sin lugar a dudas debe representar eso: seguridad y prosperidad para todos. El presente proyecto es consecuente con ello. Es, sin duda, el mejor intento por reparar los daños que el conflicto armado ha producido a la sociedad civil. Es más que un deber con los colombianos que el legislativo le dé paso a iniciativas efectivas hacia la reparación de las víctimas que ha dejado este prolongado conflicto. El proyecto contempla reparación integral: comprende el diseño y la implementación de medidas de restitución, indemnización, rehabilitación satisfacción y garantías de no repetición, en sus dimensiones individual, colectiva, material, moral y simbólica[2].

 

Estamos frente a un proceso desconocido, de altísima complejidad. Nunca, en la historia de nuestro país se propuso un plan tan ambicioso como necesario. Es el primer paso real hacia la recomposición del tejido social, fundado en los derechos constitucionales de verdad y justicia, así como la reparación integral de las víctimas. La puesta en marcha, probablemente, demostrará la necesidad de ajustes y modificaciones. Pero éste no debe ser motivo para negar la presente iniciativa: el proyecto considera todos los aspectos posibles que implica la reparación y la restitución: ante una situación tan delicada, han sido consideradas todas las consecuencias que ha arrojado el conflicto armado, a la vez que todas las posibles situaciones que el proceso de reparación y restitución implicará. Sería injusto, pues, negar esta iniciativa de ley, ya que representa el trabajo y compromiso del Gobierno Nacional, las ramas legislativa y judicial y la sociedad civil para confeccionar un sistema completo que repare a las víctimas del conflicto y que restituya las tierras a quienes han sido despojados de ellas.

 

Considero que el presente proyecto es una política que contempla todos y cada uno de los aspectos que la reparación a las víctimas implica:Derecho a ser beneficiario de las acciones adelantadas por el Estado para proteger y garantizar el derecho a la vida en condiciones de dignidad. Derecho a solicitar y recibir atención humanitaria. Derecho a participar en la formulación, implementación y seguimiento de la política pública de prevención, atención y reparación integral. Derecho a que la política pública tenga enfoque diferencial. Derecho a la reunificación familiar. Derecho a retornar a su lugar de origen o reubicarse en condiciones de voluntariedad, seguridad y dignidad. Derecho a la restitución de la tierra si hubiere sido despojado de ella[3].

  

El Proyecto de Ley no es el remplazo de la política estatal de protección de los Derechos Humanos o del Derecho Internacional Humanitario. Es la creación de mecanismos excepcionales para la atención y reparación de las víctimas con ocasión de las masivas violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario producto del conflicto armado y los actos terroristas. De ninguna forma debe remplazar las herramientas ordinarias con las que el Gobierno Nacional debe estar comprometido permanente y sistemáticamente.

 

 

 

Verdad, justicia y reparación, bajo el principio de igualdad (sin distinción de raza, sexo, identidad u orientación sexual, raza, la condición social, la profesión, el origen nacional o familiar, la lengua, el credo religioso, la opinión política o filosófica)[4] son el camino cierto a la reconciliación nacional. Y a pesar de que el conflicto armado colombiano no ha llegado a su fin, es hora ya de proceder con las medidas que propendan con la solución de las consecuencias propias del conflicto, que estoy seguro, serán al tiempo, parte de la solución del conflicto mismo. Si podemos llevar a cabo la reparación, restitución y no repetición, estamos garantizando una solución definitiva e integral, y una vida digna y en paz para aquellas familias que han tenido que padecer lo peor de esta prolongada guerra.

 

Así pues, el presente proyecto de ley no es nada menos que la conformación de una política estatal en procura de que miles de colombianos recuperen su vida. Es el compromiso de todas las ramas del poder público a que las más de 750.000 familias colombianas víctimas del conflicto armado y del terrorismo recuperen lo que les fue arrebatado de forma violenta. Es el reto de componer la sociedad para ver florecer una nueva generación de colombianos que viven en paz y armonía, a los cuales se les garantizan todos sus derechos como parte inalienable de su existencia, y que por tanto son tolerantes y reconocen el valor de la vida y la dignidad de todo ser humano. 



[1] Cfr. Ponencia Ley de Víctimas, Artículo 3.- Víctimas.

[2] Artículo 55.

[3] Cfr. Artículo 27.

 [4] Artículo 6.

Nuestras historias

REPUDIO DE LOS ACTOS Y MANIFESTACIONES TERRORISTAS

Por medio del presente comunicado, hacemos un enfático rechazo a cualquier tipo de manifestación terrorista o de acción contra la dignidad, la vida y la democracia.

 

Los colombianos no queremos seguir viviendo en un país donde las acciones terroristas tienen lugar. El terrorismo es una muestra de intolerancia, de irrespeto a la vida. Así que, mientras esas acciones perduren, tendremos un país inviable.

 

Los pasados ataques contra las sedes políticas de algunos candidatos, así como las recientes amenazas que recibió el Jefe Único del Partido de la U, son inaceptables. No hay lugar para tales hechos; no existe justificación alguna.

 

Las diferencias políticas, religiosas o culturales, no deben ser nunca argumento para las amenazas. Vivimos en un país diverso y complejo, donde confluyen todo tipo de personas y pensamientos. Así que jamás llegaremos a ponernos todos de acuerdo. Pero sí hay algo en torno a lo cual debemos estar unidos: el respeto a la vida. Ese debe ser el principio rector de todos los colombianos, y ojalá, de todos los seres humanos.

 

Es innegable que nuestro país sufre de gravísimas injusticias sociales. Muchos de nuestros compatriotas viven en condiciones indignas. Muchos han sido víctimas del desplazamiento, de los crímenes de Estado, de la irresponsabilidad de las Instituciones. La pobreza y la falta de oportunidades son una triste realidad. Pero las acciones en contra de la sociedad civil no serán nunca la solución; traen, más aún, miedo a participar, a actuar legítimamente. Traen consigo más división, acrecienta el odio y hace más honda la brecha social.

 

Por esto, hay que repudiar cualquier tipo de acción terrorista, como colombianos que somos, como demócratas, como seres humanos. Invitamos a la participación, al trabajo conjunto, a la inclusión de todos los sectores de opinión. Abramos paso al debate respetuoso e intervengamos todos para hacer de nuestro país un lugar digno para todos y cada uno de sus habitantes. 

Nuestras historias

Presidente de OANDES, Juan Carlos Prieto, se reúne con candidato a la Cámara de Representantes.

 

 

Presidente de OANDES, Juan Carlos Prieto, se reúne con candidato a la Cámara de Representantes.

Viernes, 13 de Noviembre de 2009.

DIARIO ADN.

 

En reunión sostenida el miércoles 11 de noviembre, el Presidente de OANDES, Juan Carlos Prieto, se reunió con Carlos Arturo Correa, candidato a la Cámara de Representantes por Bogotá con el fin de establecer una fuerte alianza, enmarcada por el interés en mejorar la calidad de vida de los bogotanos.

 

Juan Carlos y Carlos Arturo conversaron cordialmente, llegando a un acuerdo de trabajo conjunto, participación y colaboración. Ambos, son conscientes de que es en la juventud donde está el progreso de la ciudad y del país; al mismo tiempo, saben positivamente que la capacitación y el apoyo son claves importantes, y que es en la educación donde se fundamenta la dignidad, la justicia y la cohesión social.

 

Para Juan Carlos Prieto, Carlos Arturo Correa tiene un programa muy atractivo: se trata de un proyecto legislativo ambicioso, a la vez que responsable. Sus propuestas son el reflejo del conocimiento y el trabajo en todas las localidades de Bogotá. Éstas, están circunscritas en ejes de trabajo vitales para todos: Educación, Empleo, Seguridad y Medio Ambiente.

 

Para OANDES, sabemos, es primordial conformar un excelente equipo, para brindar a la comunidad las mejores condiciones de vida. Por eso, resulta tan llamativo el proyecto de Carlos Arturo Correa, el cual tiene como única intención colaborar y participar en el desarrollo social y económico del país, identificándose con la visión y misión de la Organización OANDES.

 

Dentro del marco programático de la campaña hacia la Cámara de Representantes, y teniendo en cuenta la situación salarial de los recién graduados, Carlos Arturo propone establecer un Salario Mínimo Profesional, que esté más acorde a la preparación, conocimiento y capacidades de los diferentes profesionales. Las empresas públicas y privadas que contraten personas recién egresadas, podrán acceder a estímulos o beneficios tributarios, generando mejores oportunidades de empleo, y disminuyendo en alguna medida las tasas de empleo informal y desempleo. Vivimos en un país donde los profesionales ganan más ejerciendo otras actividades (por ejemplo, como choferes de servicio público), que ejerciendo su profesión. Sumado a esto, las empresas aprovechan la gran oferta de profesionales capacitados para contratarlos bajo condiciones desfavorables (sueldos bajos, no prestaciones ni cobertura de salud). Por eso, legalizando y estableciendo como ley de la República un salario mínimo profesional, se garantizará que el empleado reciba un justo reconocimiento económico, de acuerdo a los años y el dinero invertidos en su propia capacitación, y el cual, ni las empresas puedan desconocer, ni el empleado pueda renunciar. 

 

También ha planteado la necesidad de fortalecer la Educación Superior en el Distrito. Personas bien formadas son la base de una sociedad que avanza y progresa. Por eso Carlos Arturo Correa considera tan importante el fortalecimiento de las instituciones educativas de calidad, que puedan capacitar jóvenes y adultos, ofreciéndoles horarios flexibles y fácil acceso. Utilizando la red de Colegios y Escuelas del Distrito, pretende que la formación profesional, técnica y tecnológica, llegue a más personas, y que, tal como en OANDES, ‘se formen estudiantes éticos, prospectivos, competitivos y con un excelente desempeño en el contexto laboral, y que sean capaces de transformar la realidad social colombiana’. 

 

Para terminar, Carlos Arturo Correa entiende la necesidad de que Bogotá refuerce su pie de fuerza, para cubrir las necesidades de seguridad y convivencia de los bogotanos; un pie de fuerza de 5.000 efectivos más, significaría el cubrimiento mínimo que la capital demanda (un policía por cada 350 habitantes –Caso Santiago de Chile- y no un policía por cada 450 habitantes, como es en la actualidad). Los nuevos efectivos serán los jóvenes bachilleres que se encuentren prestado su servicio militar obligatorio, siendo ellos quienes cuentan con una instrucción y entrenamiento, y conocen enbuena medida la institución, así como el funcionamiento y problemática de la ciudad. De esta manera, se obtendría en corto tiempo el aumento del pie de fuerza, sin incurrir en costos adicionales de capacitación y preparación; Además, estamos creando 5.000 nuevos empleos, para jóvenes bachilleres. 

 

En OANDES sabemos que “El Futuro es Ahora”. Por eso sabemos que es necesaria nuestra participación activa en los asuntos públicos de la Patria, que son, en definitiva, asunto de todos. Debemos contribuir a que Colombia cuente con los mejores servidores, los mejores representantes, para que así podamos finalmente, construir el país que anhelamos, fundamentado en sólidos principios y valores, y capacitados para asumir los retos que el mundo competitivo de hoy exige. 

 

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